miércoles, 6 de enero de 2010
Día de reyes
Son las ocho de la mañana del 6 de enero, ¡felices reyes!
Hago énfases en las OCHO de la mañana porque en condiciones normales a estas horas estoy a punto de irme a la cama o durmiendo profundamente.
Hoy mis queridos vecinos se levantaron (quizá a causa del hijo) allá por las seis menos veinte. Lo sé bien, no me hizo falta siquiera mirar el reloj. Hoy, pues, queridos lectores, se produjo la sincronización más perfecta que jamás haya acontecido a lo largo y ancho del universo conocido a causa de la alizanza de todas las fuerzas existentes y por haber... contra mi causa. Me fui a dormir esperando caer en un estado de inconsciencia y reposo absolutos en cuestión de instantes mientras me tapaba con la manta, instante en el que mis oídos no alcanzaron ya a oír los molestos sonidos del disco duro externo y el ordenador en general, hasta que, acto seguido, los gritos agudos de un niño rasgando lo que podría ser el papel de envoltura de uno de sus regalos enturbiaron tal disposición mental y anímica (¡joder!). Sin embargo, no todo estaba perdido. Tras batallar contra el colchón durante un plazo indefinido de tiempo, logré duramente coinciliar el sueño.
Horas más tardes y no recuerdo quién ni de qué manera, me desperté y yo, obediente -hay que tener en cuenta que el cerebro no está operativo en tal clase de circunstancias-, me dirigí al salón. Allí mientras descubría el mecanismo de uno de mis regalos, lo que parecía ser un despertador*... y efectivamente era, saltó una voz estridente de 'mujer-imitando-a-máquina' o 'máquina-imitando-a-mujer' ofreciéndome entre otras, la temperatura, la fecha y la hora. Las siete y pico.
Definitivamente y por alguna razón extraña, dormir hoy es una tarea harto complicada. Por lo demás, ahora que me estoy desperezando y escuchando música agradable, el día amaneció bien. Otro de mis regalos fue un conjunto de tres altavoces (uno principal y dos laterales) estupendos que estrené con György Ligeti. Para ser exactos, es la primera vez en año que no uso cascos. Y acerca de exactitud, también me regalaron una calculadora científica (¡al fin!) con la que ya he aprendido a hacer chapuzas y una agenda (la primera que usaré en mi vida). Luego, unos cuantos libros:
-El miedo a la libertad de Erich Fromm
-1984 de George Orwell
-La rebelión de las masas de Ortega y Gasset
-El Tao Te King de Lao Tse
-Ulises de James Joyce
-Bajo las ruedas y Demian de Herman Hesse
Todos ellos, libros fantásticos. Sin embargo, la próxima vez, pediré un libro electrónico. A esos chismes les puedes meter todos los PDFs y documentos deseados, listos para ser leídos con una pantalla de tamaño e iluminación perfectos. Y, la siguiente, un ipod. Después creo que podré morir en paz.
Respecto a las visitas familiares típicas del seis de enero, parece ser que vendrán en unas horas. Ante lo cual no estoy en desacuerdo ni me opongo siempre y cuando se mantengan veinte metros a la redonda del lugar de la casa en el que decida pasar la mañana o tarde. Es más, no me apetece saludar a nadie fuera de mi círculo de amigos íntimos y que exceda por dos el número. Quizás salga a la calle o me acueste a dormir -o sea, emprender la huída- para evitar la reunión de siempre, ya veré. A ver con que me sorprenden este año...
P.D: hace 23ºC y estoy a punto de morir por congelamiento
*Algo así, pero en negro. De hecho, hasta los altavoces y la agenda son de ese color.
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je XD quien lo diria XD...estefania con :
ResponderEliminar1- DESPERTADOR
2- ALtavoces ( que lso cscos eran incomodos)
3- Calculadora cientifica ( ahora solo falta que no se te olvide XD)
4, y mas importante- UNA AGENDA XD
bueno molan tus regalos XD...ya nso veremos...el lunes T.T