Ahora que las fechas lo reclaman, he de confesar que en la fiesta de fin de año de 2008 pasé la noche viendo humor amarillo. En fin, qué viejos tiempos.
Pero bueno, aunque este no conste del prestigio de otros programas dedicados al humor ni se trate de, asimismo, humor inteligente, su veteranía y participación en antiguas rutinas -o por lo menos, las propias-, lo tiñe de un matiz especial...
Vale, no voy a tratar de dignificarlo, pero el que regresase a mi memoria me ha traído recuerdos, ciertamente, muy cálidos. Especialmente en estos días en los que el silencio y el frío son constantes.
¡¡Al turrooooooon!!
lunes, 21 de diciembre de 2009
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